Por qué el Día del Estudiante se celebra el 21 de septiembre

La fecha, que coincide con la llegada de la primavera, está relacionada con la figura de Domingo Faustino Sarmiento

Aunque muchos creen que el día del estudiante se festeja el 21 de septiembre por el inicio de la primavera, esto no es cierto ya que cada celebración tiene un motivo diferente.

Si bien cada país tiene su propio día del estudiante, en Argentina se eligió esa fecha para homenajear a Domingo Faustino Sarmiento, el padre de la educación nacional.

¿El motivo? un 21 de septiembre, pero de 1888, fueron repatriados sus restos a Buenos Aires desde Asunción del Paraguay.

Sarmiento había viajado a esa ciudad en 1887 luego que su médico le recomendara alejarse del frío porteño por su delicado estado de salud: sufría de insuficiencia cardiovascular y bronquial. Uno año después se embarcaron hacia ese país su hija y sus nietos, para acompañarlo en sus últimos momentos de vida.

Murió a los 77 años, el 11 de septiembre de 1888, y sus restos fueron inhumados en el Cementerio de la Recoleta en Buenos Aires diez días después.

Pero fue en 1892, cuando un estudiante universitario y presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras, llamado Salvador Debenedetti, (de apenas 18 años) presentó la propuesta de homenajearlo celebrando el «Día de los Estudiantes».

Esa iniciativa, que tuvo la aprobación de las autoridades, en principio solo se festejó en esa Facultad; donde se leyeron fragmentos recordando a la figura del maestro, político y periodista argentino. Pero con el tiempo se fueron sumando más y luego se expandió también al ámbito secundario.

Gracias a su larga y multifacética carrera, Sarmiento es considerado una pieza fundamental en la educación pública argentina.

Sarmiento fue gobernador de la provincia de San Juan entre 1862 y 1864, presidente de la Nación Argentina entre 1868 y 1874, senador nacional entre 1874 y 1879 y ministro del Interior en 1879.

Durante su presidencia se construyeron 800 escuelas primarias y sumó a los 30 mil alumnos que ya estaban escolarizados a otros 80 mil más.

Hoy, es considerado como uno de los grandes prosistas castellanos, destacado tanto por su labor en la educación pública como en su contribución al progreso científico y cultural de su país.

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