Hoy se celebra la festividad de la Virgen de Urkupiña, patrona de Bolivia

La Virgen de Urqupiña o Urkupiña es una advocación de la Virgen María Asunta, que se venera el 15 de agosto en la ciudad de Quillacollo, capital provincial a 13,85 km de Cochabamba en Bolivia.

La aparición de la Virgen de Urkupiña.

A fines del 1700 (hacia el sudoeste de Quillacollo), vivía una familia de campesinos quienes subsistían gracias a la utilidad de su pequeño rebaño de ovejas que se encontraba al cuidado de la hija menor. La muchacha se dirigía a diario hacia las bajas colinas del frente de Cota, pasaba el río de Sapinku, donde había pasto en abundancia para su rebaño. Un día de agosto, se le apareció una Señora quien tenía un hermosísimo niño en brazos, sostenían largas conversaciones en el idioma del lugar, el quechua. La pastorcita jugaba con aquel niño en las aguas de una vertiente que brotaba de las rocas.

Desde entonces, casi siempre la muchacha demoraba al retornar a la choza de sus padres, por lo que éstos le preguntaron el motivo, la niña relató sus encuentros con la señora a quien llamaba “Mamita y el niño”. Decía que descendían a jugar con ella en la chimpa juturis (o chimpa pilas), que así se llamaban y continúan llamándose las dos vertientes de agua clara y dulce situadas al pie de la colina. Al oírla, sus padres se alarmaron y se dirigieron repetidas veces a la verde colina para convencerse de los increíbles relatos.

Al reiterarse la visita de la «Mamita», la niña fue en busca de sus padres y estos al Doctrinero (las parroquias eran denominadas doctrinas y, por extensión al sacerdote, Doctrinero), y vecinos del rancherío, que anoticiados del acontecimiento decidieron cerciorarse de su veracidad, acudiendo al lugar donde la niña los guiaba. La Virgen, al ver que la pastorcita no aparecía se levantó de donde estaba y subió cuesta arriba el cerro, mientras la niña gritaba indicando con el dedo, en quechua «Jaqaypiña urqupiña, urqupiña», que en español significa «ya está en el cerro»» (urqu=cerro, piña=ya está), de ahí el nombre castellanizado. La señora al llegar a la cima, desapareció, pero lograron ver una imagen celestial que se esfumaba en la maraña de los algarrobales, cactus y ululas. Convencidos de que la visión era extraña, corrieron al pueblo. El párroco convocó a los pobladores, y junto a otras autoridades acudieron al lugar del prodigio frente a la ranchería de Cota. La multitud bulliciosa trasladó esta imagen a la capilla de Quillacollo y desde entonces es conocida como la Virgen de Urqupiña, quien es muy venerada por el pueblo boliviano y los relatos de los milagros que se prodigan a sus devotos son extraordinarios. En ese lugar, se construyó una capilla de la Virgen, que se ha trasladado al templo Matriz de Quillacollo hasta donde llegan peregrinos de toda Bolivia y Sud América para venerar a la patrona de la integración Nacional. (Por Mons. Francisco Cano Galvarro y Mercedes Anaya de Urquidi).

Historia y documentación

Aunque no existe claridad respecto a la fecha exacta del reconocimiento oficial de la Virgen de Urkupiña como imagen auténtica mariana, según algunas fuentes está establecido que el culto a dicha imagen se remonta a la época de la colonia, siglo XVI,1​ sin embargo, no existe un solo documento que apoye fehacientemente esta afirmación, es más posible que el culto se haya iniciado hacia mediados del siglo XVIII.

La llegada de los colonizadores españoles en el siglo XVI a los valles Cochabambinos, trajo consigo nuevas costumbres y formas de ser y vivir.

Junto a ellos llegaron misioneros para propagar la fe cristiana, para lograr este objetivo tuvieron que utilizar muchos métodos misioneros, como también aprender la lengua para poder comunicarse, entre otros. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo, poco a poco la población indígena fue aceptando y asimilando la fe cristiana.

La historia de la Virgen de Urcupiña se remonta a la época colonial, como se señala en la «Leyenda de la Virgen», donde una pastorcita comunica sus encuentros con una gran Señora, que al perderse por la montaña señala a la señora diciendo en su idioma nativo «Orqopiña», que quiere decir: «ya está en el cerro».

Así comienza esta historia de fe junto a «Nuestra Señora la Virgen María de Urcupiña», aunque se carece de documentación precisa sobre los inicios de esta fiesta, por ser una fiesta de los «indios» que se realiza en la doctrina del «Valle Grande de San Ildefonso de Quillacollo». Su fiesta se celebra cada 15 de agosto en honor a la Asunción de la Virgen María.

La documentación explícita a cerca de la festividad de la Virgen de Urcupiña menciona:

«Una de las cargas más costosas por el fasto y solemnidad que reviste su celebración es la fiesta de la Virgen, que el 15 de agosto, realiza el Curato de Vallegrade de San Ildefonso de Quillacollo, excediendo los gastos de esta a los dos mil pesos y más» (1760)

Una pintura de la imagen de la Madre en el arte Virreinal que data de 1761, con el nombre de «Virgen de Urkupiña».

«Mando por el auto que se halla en dicho libro original que su mecerd bajo de precepto de Santa obediencia, solícitese las perlas pertenecientes a Ntra. Señora de Orqopiña y demás bienes extraídos pertenecientes a esta Iglesia» (Libro de Fábrica de la Iglesia de San Ildefonso de Quillacollo, 1770).

«El alumbrado de la Iglesia de Quillacollo en la mayor parte del año se ayuda con las ceras que los devotos llevan a la festividad de Nuestra Señora conocida con el nombre de Urcupiña.» (Libro de Fábrica de la Iglesia de Quillacollo 1848 – 1855)

Entre las muchas historias que se cuenta a cerca de la Virgen, señalan los habitantes de Quillacollo, que los soldados quillacolleños alistados en el batallón Aroma, que perteneció al Regimiento Colorados al despedirse de Quillacollo, pidieron la protección de la patrona y llevándose consigo una imagen bordada en tela y más de un veterano del pacífico narró que la «Virgen de Urcupiña» acudió en ayuda de ellos…» (1880)

También fue importante su intercesión para el tiempo de la Guerra del Chaco (1932 – 1934), los soldados nombraban madrinas de guerra a importantes damas de la época, que con todo amor y buena fe en los milagros de la «Virgen de Urqupiña» se prendían en el pecho un Escapulario con la imagen y la bendición de la «Virgen de Urcupiña» para que les acompañe en los campos de batalla.

En la década de los ’70’, Santa Cruz creció a grandes pasos y de pronto la fiesta de Urcupiña se llenó de cruceñas y cruceños que comenzaron a formar parte del festejo. La mayoría de ellos comerciantes que llegaban a postrarse plata de la Mamita y retornaban para devolverle el préstamo. Así el culto a la Virgen abrió tres ministerios: de finanzas, vivienda y transporte, porque la gente llegaba a pedir platita, casita o camioncito.

En la década de los ’80’ de gran impacto fue la publicación de artículos en un libro bajo la dirección del periodista Rafael Peredo Antezana con el título «El Milagro de Urqupiña» (1979), donde se recoge información valiosa de muchos años de historia, como aquel donde se anunciaba que más de 10 mil peregrinos de Santa Cruz Viajaron a Urcupiña.

Festividad

En la actualidad, la festividad en honor a la Virgen de Urkupiña forma una serie de eventos que marcan la vida en Quillacollo en julio y agosto. Empiezan con la Fastuosa Entrada Folklórica el 14 de agosto, un desfile de cerca de diez mil bailarines disfrazados y acompañados por músicos, evento inspirado por el Carnaval de Oruro que durante la segunda mitad del siglo veinte logró concentrar y estandarizar la multitud de expresiones folklóricas bolivianas y ahora se constituye la máxima expresión del complejo folklórico-religioso nacional y urbano de Bolivia por su colorido y majestuosidad, por la participación de miles de feligreses y engalanada con sus variadas músicas y danzas.

El 15 de agosto se celebra la misa solemne de fiesta, con la asistencia de las Autoridades Eclesiásticas, Nacionales y Departamentales de Bolivia, que finaliza con la procesión de la imagen de la Virgen de Urkupiña por algunas calles del centro de la ciudad de Quillacollo y la repetición de la Entrada Folklórica.

La fiesta culmina el 16 con la romería popular al cerro Cota (Calvario) donde, según la tradición, apareció la Virgen. En el calvario se realiza una serie de ritos, como la sacada de pedazos de piedra en señal de préstamo de bienes espirituales y materiales, con la promesa de volver al año siguiente para devolver los correspondientes intereses; y también está la compra simbólica de pequeños lotes de terreno y otros objetos en miniatura (casas, movilidades, títulos profesionales, etc.), con la esperanza de adquirir uno real hasta el próximo año. En ambos casos se realiza la ch’alla (libación y ofrenda a la Pachamama), pidiendo las bendiciones y favores a la Virgen de Urqupiña.

La fiesta suele atraer a cerca de un millón de feligreses y turistas nacionales e internacionales y constituye un hito importante tanto en la vida religiosa y social como en la economía, el folklore y el recorrido turístico en Bolivia y los Andes.

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