A diez años de la desaparición física de Ambrosio Casimiro

La herencia que dejó y las semillas que supo sembrar, mantienen en pie la FM comunitaria y la biblioteca que llevan su nombre. La valentía que contagió sigue viva y su sangre continúa firme la lucha.

Ir a la Universidad y volver con todo un bagaje de conocimiento para desparramarlo en su comunidad, ese era uno de los anhelos de Ambrosio, el jóven comunicador diaguita que se puso al frente de la lucha de su pueblo contra los terratenientes que en 2010 ingresaban a Las Pailas dejando a su paso chapas retorcidas, huertas, corrales y casas destruidas.

Ese muchacho valiente y visionario de 29 años, un 10 de mayo de 2011 dejaba el mundo terrenal, pero se quedaba para siempre en la memoria de quienes lo lloraron, de quienes vieron su lucha y de quienes lo conocieron posteriormente por algún relato, escrito o quizás porque se llegaron a la radio (La Aguada) o la biblioteca (Las Pailas) que llevan su nombre.

Pero su historia comienza a escribirse cuando en 2003 deja su comunidad La Aguada, para transitar las aulas de la UCASAL donde comienza a tejer su sueño. Como alumno siempre le ponía su autenticidad con olor a valle a sus trabajos, emprendedor nato tuvo su negocio de empanadas junto a su hermana, también realizaba redacciones para la revista «El Club de Cocineros»,  la revista musical  «La Jerga» donde organizaron el encuentro de copleros, en 2008 participó en la realización del documental de la peregrinación de Cachi a Salta y los últimos años de su vida los dedicó casi en absoluto a la cuestión de las tierras en las comunidades de su etnia.

Ese universitario diaguita supo sembrar en terreno fértil, dejó su legado y  guió el camino de los comunicadores que hoy llevan adelante la transmisión de la FM comunitaria diaguita Ambrosio Casimiro.

Su imagen quedó viva en los que lo recuerdan parado en Las Pailas, realizando el corte, tomando coraje al ver las lágrimas de su gente con sus casas destruidas y diciendo a sus hermanos «no tenemos que dejar que nos pisoteen».

Hoy la sonrisa brillante de Ambrosio sigue iluminando los Valles de Cachi y sigue dando fuerza a su gente para seguir con su lucha, por la reivindicación de sus territorios, por comunicar con identidad y por la reafirmación de su preexistencia.

Fuente: El tintero de Salta

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