El 3ª grado, turno tarde, de la «Victorino de la Plaza» obtuvo galardones e invitaciones varias por su trabajo en selección de basura, compost y huerta familiar.
Un proyecto pedagógico de ciencias cacheño es el furor de todas las ferias de fin de año a nivel nacional y ahora internacional. Se trata de “Valle Alimentario”, realizado por el Tercer Grado C, de la escuela N° 4.063 “Dr. Victorino de la Plaza”, de la hermosa ciudad de Cachi.
Es un trabajo transversal de dos docentes y cinco estudiantes que se realizó durante el presente ciclo lectivo en medio de una cuarentena que impuso el vínculo virtual como condicionante. “Cuando comenzamos nunca pensamos que nuestro proyecto iba a llegar tan lejos. Desde un principio se pensó en la necesidad de la concientización sobre la separación de la basura en elementos orgánicos de los inorgánicos; todo esto para conseguir buena tierra para las huertas. Partimos del conocimiento de que en los Valles Calchaquíes no hay tanta buena tierra porque son terrenos arenosos y pedregosos. Entonces el compost, nos brinda esa herramienta para la cría de tierra”, dijo la docente Gladis Areco.
El concepto de “cría de tierra” es revolucionario porque es transformar la realidad para comenzar a producir el propio alimento. Habla de soberanía alimentaria y de mejoramiento en la nutrición. Tan simple y tan complejo.
La guía para tantas pretensiones fue la otra docente que se llama Ana Sofía Pignataro que directamente no pudo hablar de tantas emociones.
“Sofía fue la que nos orientó en la construcción de los compost y luego en las huertas familiares”, explicó Gladis.
Por decisiones finitas del destino, el proyecto de los cacheños participó de la Expo CYTAR de la Red Argentina de Recreación en Ciencia Tecnología y Comunicación RED (ARCITECO), en la provincia de La Pampa, y como ahí no se dan premios, obtuvieron una acreditación que en realidad es un pase para participar en otra instancia internacional. Fueron convocados para participar de la Expociencias CIENTEC, en la ciudad de Lima, Perú, para noviembre de 2021.
“Esperemos que el encuentro de Lima sea presencial”, dijeron las docentes.
Sucede que en el origen, todo comenzó con un mensaje que se envió al grupo de padres del WhatsApp. La propuesta primero tuvo una aceptable aceptación que luego se fue depurando y sólo quedaron 5 alumnos. Las docentes prefieren nombrarlos por familias. Ellas se corresponden a las de los estudiantes David Jeremías Israel Burgos, Victoria Noel Gerónimo, Marilú Mailen López, Jennifer Abigail López Viveros y Martina Mamani Esquivel. Son niños y niñas de 8 y 9 años.
“Yo valoro mucho el acompañamiento de los padres que durante todo este año de trabajo virtual me acompañaron. Fueron ellos los que se pusieron a la par de sus hijos para el trabajo. Además la alegría de las buenas noticias se comparten en familia y ahora todas y todos quieren viajar a Lima; pero eso ya será otro capítulo. Ahora estamos festejando los logros de este año y ya para el próximo veremos cómo haremos para viajar”, dijo Gladis.
El proyecto
En la fundamentación, las docentes nos dicen que este proyecto permite la participación de los alumnos en las actividades propias de la huerta, guiándolos en los conocimientos del aprovechamiento del suelo, del agua y de demás recursos naturales, para luego aplicarlos.
La huerta tiene gran valor participativo, proporcionándole un ambiente natural para aprender haciendo. Facilita la aplicación de los conocimientos, permitiéndoles experimentar y valorar el trabajo solidario.
La huerta es una forma natural y económica de producir alimentos sanos, con lo que se busca mantener la fertilidad del suelo manteniendo el equilibrio entre los elementos vivos y no vivos.
La realización de este proyecto se hace teniendo en cuenta la importancia de crear un trabajo colectivo y permanente, propiciando en los alumnos que puedan tener su propia huerta con fines alimenticios y económicos, de esta manera pensar a futuro en solucionar o mejorar su situación económica despertando en la población infantil el amor por la tierra, la importancia de cuidar el medio ambiente y todos los beneficios que esto nos da para cada uno mediante el trabajo en equipo.
Sobre aprendizaje y valores
La acreditación de La Pampa fue un trampolín imparable de acontecimientos que hacen llorar a cada rato a padres y docentes.
El lunes obtuvieron una medalla de plata en la Feria de Tecno Ciencias, en Paraguay y hoy les informaron que el proyecto fue acreditado para participar el año próximo en la Feria FEICTIN, en Colombia. Recibieron el reconocimiento de la diputada Isabel de Vita, de la Liga de Robótica del Ministerio de Educación, los chicos hablaron con periodistas de Radio Nacional Buenos Aires, con los medios de Cachi, con funcionarios, con la gente en la calle que los felicita al pasar, es un momento de extrema felicidad.
“Se trata de niños y niñas que a principio de año costaba mucho comunicarse, y que en la virtualidad se puso más difícil. Y ahora verlos cómo responden, cómo explican y cómo se soltaron en su expresión oral es emocionante. Ver cómo están comenzando a ver el mundo, con otra apertura, valorando su lugar, sus costumbres; todo eso no tiene valor para una docente”, dijo y no pudo seguir diciendo nada más por el llanto emocionado.
Fuente:El Tribuno