Se celebra hoy la festividad de San Ramón Nonato, patrono de las embarazadas

Se conmemora hoy la fiesta de San Ramón Nonato, patrono de las embarazadas, los bebés y los niños. A él acuden miles de peregrinos en busca de un hijo, o para pedir por la salud de mujeres que esperan un bebé o de un niño.

Las celebraciones en el Paraje Las Trancas, que comenzaron con la novena la semana pasada, concluyeron ayer, domingo, a la mañana, con una misa presidida por el padre Enrique Domínguez.

Debido a las medidas de aislamiento social por la pandemia de coronavirus, el oficio religioso se realizó solo con vecinos del Paraje.

La historia de San Ramón Nonato

En febrero de 1200 en un pueblito de Cataluña, una mujer que cursaba el noveno mes de embarazo perdió la vida y con ella su niño no nacido.

Frente a esa situación un noble del lugar llamado Ramón Folch, tomó un cuchillo de caza y abrió el vientre de la difunta con el fin de salvar al no nacido. El niño sobrevivió, lo bautizaron Ramón y le apodaron Nonato, es decir, no nacido de forma natural. Este hecho marcó para siempre la vida de Ramón y este mismo hecho lo convirtió en protector de la maternidad.

La vocación

En esa época los hijos de las familias adineradas, como era Ramón, tenían que ser militares o religiosos y todo hacía suponer que él quería ser sacerdote. Como a su padre no le gustaba la idea, decidió mandarlo a una granja de su propiedad para que se convirtiera en administrador de sus campos. Pero la soledad del lugar lo acercó más a Dios.

Fue allí, muy cerca de la granja, en la ermita de San Nicolás donde un día se le apareció la Virgen para adoptarlo como hijo y fue allí donde tomó la decisión de entregarse definitivamente a Dios.

Defensor de la vida

En 1221 ingresa al convento de La Merced en Barcelona, allí surge su deseo de dar la vida por Jesucristo y sus hermanos.

El sacerdote pidió ser enviado a África donde los moros habían apresado a muchos cristianos. Trabajó hasta el martirio por los cautivos, defendió la vida de los sometidos y predicó

con la palabra y el ejemplo. Lo encarcelaron, lo apalearon y lo trataron de callar poniéndole un candado en sus labios, pero jamás renunció a su fe.

Cuando consiguió la libertad, el Papa Gregorio IX le dio el título de Cardenal de la Iglesia. Pero estos honores no lo alejaron de los necesitados. Por el contrario, al desatarse una epidemia de peste en Cataluña, se puso al servicio de los enfermos.

Otra vez con la Virgen

Ramón había resuelto regresar a África, cuando el Papa lo requiere desde Roma. Antes de emprender el viaje, pasa por Cardona para despedirse de su familia y es allí donde le llega la muerte.

Como los Mercedarios y los descendientes de Ramón Folch, quien le había salvado la vida ayudándolo a nacer, se disputaban la posesión de su cuerpo, resolvieron cargarlo sobre una mula.

Después de muchas leguas, ésta se detuvo justo en la ermita de la Virgen. Desde esta ermita había partido para entregarse a Dios y sus hermanos y allí volvió después de cumplida su promesa.

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