Más allá de la cuestión religiosa, es una fiesta que conserva celosamente una serie de rituales tradicionales, como la «batida de banderas», famosa desde la época de la colonia. Se trata de una costumbre llegada desde el Alto Perú y que el pueblo revive cada año.
Esta tradición es una manera más de honrar a la Virgen de la Candelaria y a San Pedro Nolasco, los santos patronos de este pintoresco pueblo de los Valles Calchaquíes.
Hoy Domingo
A las 7 habrá salva de bombas, a las 10 concentración y recepción de autoridades provinciales y nacionales en la plaza, le seguirá el izamiento del Pabellón Nacional y de la Bandera provincial. A las 10.30 se celebrará una misa y le seguirá la procesión con la sagrada imagen y posteriormente un desfile tradicional.
Al mediodía, los encargados de llevar adelante la batida de banderas en el atrio de la iglesia serán los «Alféreces de la Virgen», ritual que consiste en hacer ondear sus estandartes con motivos familiares o religiosos, conservados por muchas generaciones en poder de las distintas familias, a modo de tributo, sumisión y fidelidad a los santos patronos.
La historia cuenta que antiguamente eran grupos de alféreces los que se turnaban para rendir cultos a los santos, un grupo por cada noche de la novena. Pero en la actualidad solo quedan tres grupos de gauchos, de familias tradicionales de la localidad.
La costumbre hace que cada grupo reciba una imagen de la Virgen copia de la que se venera en el pueblo, por algunos días en sus respectivos domicilios, que poseen un espacio reservado para tan magno acontecimiento.
Ese lugar o cuarto de la estancia familiar es adornada puntualmente con los estandartes de las familias, de sus apellidos o con banderas bordadas con motivos religiosos.
De acuerdo al programa de actividades, a las 13 se brindará un almuerzo criollo, a las 15 habrá un bingo y doma; y a las 21 cerrará la jornada con un gran baile popular.
El ajuar de la Virgen
Otra de las grandes tradiciones en este pueblo piadoso es la del cuidado y preservación del ajuar de la Virgen. Por esa razón existe una encargada de esos menesteres, una responsabilidad que se transmite de generación en generación y que consiste en cuidar las vestiduras y joyas que adornan la sagrada imagen.