El gobierno tiene decidido que el aislamiento siga hasta el martes posterior al feriado del 25 de Mayo.
Al menos, en la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires la mayoría de las actividades seguirán restringidas después del 10 de mayo, la fecha estipulada para la continuidad de la actual etapa de aislamiento.
Proseguirán con el esquema de ir autorizando más actividades pero teniendo como objetivo que no implique una masiva circulación de gente. “Lamentablemente los comercios tendrán que vender con las puertas cerradas”, señalan al tiempo que reconocen que algunas actividades tienen más dificultades que otras para operar con las persianas bajas. Por casos la vestimenta y el calzado, aunque observan que, a pesar de todo, incluso en estas actividades se está desarrollando la venta por Internet.
La manera en que podrán trabajar los locales será “manteniendo las puertas cerradas y colocando un cartel para que los clientes hagan los pedidos y luego los reciban en su domicilio”.
En donde no hay dudas es cuanto a mantener cerradas las escuelas. Algunos sugieren que las clases recién deberían reiniciarse de manera presencial en septiembre.
Esta hipótesis también incluye a las actividades vinculadas al sector. Tal es caso de los micros escolares, en su mayoría cuentapropistas que están desde marzo casi sin percibir ingresos. Igualmente grave es la situación de los jardines maternales que no cuentan con subsidio estatal por no ser obligatorios.
El gobierno está abocado, bajo la conducción del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, a analizar con los gobernadores y ellos con sus intendentes, qué actividades volverán a funcionar y de qué manera.
La intención oficial es “administrar y flexibilizar” más industrias y servicios. Lo que quieren evitar es que se repitan episodios como el acontecido con un frigorífico en Quilmes que, ante un brote de la enfermedad, tuvo que dejar de operar.
“En algún momento hay que empezar a salir”, admiten, pero teniendo como espada de Damocles que el “invierno llegará y que el pico de la pandemia también”.
“La cuarentena va a seguir después del 10 de mayo”, anticipó el ministro de Salud, Ginés González García, en declaraciones periodísticas y admitió que “estamos muy lejos” del pico de contagio.
“El hartazgo de la gente por el encierro”, explica también, al menos en parte, el fuerte cacerolazo del jueves pasado, según evalúan en la Rosada.
“Los únicos que están relativamente tranquilos en sus casas son aquellos que tiene un trabajo en relación de dependencia”, agregan. Aunque ya comenzarán a enfrentarse con la reducción de sus ingresos a partir de los recortes salariales que están acordando los gremios más numerosos con las empresas. En este sentido, especialistas relativizan el impacto de la reducción (del orden del 25%) porque el encierro también provoca un menor gasto por conceptos como transporte, comidas fuera del hogar, etcétera.
Hay un total de 8 millones de trabajadores con precariedad de ingresos y riesgo de discontinuidad laboral de acuerdo con datos de la Universidad de Belgrano. A ello deberán sumarse los puestos de trabajo formales que desaparecerán a lo largo de estos meses de inactividad.
Estas cifras y la certeza de continuidad de la cuarentena llevaron al gobierno a intensificar los esfuerzos no solo para otorgar ayuda, sino también para que efectivamente el auxilio estatal llegue a los destinatarios.
Muestra de ellos es que se pasó de una a tres las reuniones semanales del gabinete económico. También el Banco Central instruyó a las entidades financieras a implementar de manera rápida los créditos a tasas subsidias.
En el plano oficial la mirada sobre el sistema financiero es muy crítica porque consideran que “solo la banca oficial implementó el paquete de ayuda”. Al respecto, en el mercado se comenta que los bancos han decidido dar un mayor apoyo a la gestión de Miguel Pesce ante el temor de un eventual reemplazo en la cúpula de la autoridad monetaria que dé lugar a alguien que aplique políticas más intervencionistas.
Dese la misma perspectiva de hacer más efectiva la ayuda estatal, la llegada a la ANSES de María Fernanda Raverta tiene dos propósitos: agilizar los trámites y “depurar” la base de datos para que la asistencia llegue más rápido y quienes realmente lo necesiten.