Como es costumbre en nuestros valles todos los 2 de noviembre las familias conmemoran el día de los fieles difuntos.
Los vecinos asistieron temprano al cementerio portando los ramos y las coronas de flores que elaboraron días antes y también las que compraron en el lugar.
El sacerdote Enrique Domínguez realizó una misa en la entrada del lugar donde descansan los restos de los parientes, luego ingresó al cementerio y dio la bendición a todos los restos que descansan.
Posteriormente los presentes adornaron las sepulturas con las flores y las coronas que llevaron, encendieron velas y por última vez oraron con gran sentimiento. Concluidas estas pequeñas ceremonias, que son seguidas con gran respeto, la familia regresó unida a su casa para almorzar.
En sus casas la mayoría consumen las «ofrendas» del día anterior, más otras comidas y bebidas que prepararon para la ocasión.