Economías regionales hallaron oportunidades en la pandemia

«Cambiar el paradigma productivo» e incluso impulsar una «revolución agroindustrial» son algunos de los conceptos que los referentes de las economías regionales de la provincia consideran necesarios, más que nunca, para que la producción salteña dé el salto que le permita dejar el plano de la subsistencia para convertirse en actores importantes en los distintos mercados.

Si bien estos conceptos no son nuevos, la pandemia por la COVID-19 abrió una veta y dejó expuesto algo que antes era impensado: no solo es necesario si no que es posible prescindir de la dependencia de Buenos Aires y los grandes centros urbanos para colocar la producción local.

Sectores como el de las especias, que suelen hacer grandes esfuerzos para subsistir, este año no solo trabajaron sin problemas, sino que el cierre de las importaciones desde destinos como China les abrió mercados importantes en el centro del país que les permitió comercializar por encima del precio de referencia.

El poroto, en tanto, actividad que genera las mayores divisas para la provincia, también tuvo un buen año, aunque hay preocupación con lo que pasará en la próxima campaña por una alta intención de siembra que podría «reventar» el precio.

A los madereros, cañeros y frutihortícolas no les fue tan bien, pero principalmente estuvieron afectados por problemas históricos para el sector más otros que se sumaron con el nuevo gobierno: mayores presiones impositivas con un dólar inestable que es más caro en la columna de costos que en la de ingresos.

El director ejecutivo de la Cámara Regional de la Producción y la Agroindustria, Jorge Rodríguez Cornejo, consideró que «si bien la actividad primaria no sufrió el mismo impacto que otras, como la turística, la gastronómica o la comercial, sí hubo inconvenientes en la parte de la logística».

En diálogo con El Tribuno explicó que «en la producción hasta ahora se pudo trabajar con bastante normalidad», pero aclaró que «los mayores problemas que tiene el sector no son por culpa de la pandemia, ni de la cuarentena, sino que son problemas que tenemos desde hace muchos años».

En este sentido, Rodríguez reveló: «Venimos de varios años donde la actividad es poco rentable, donde era muy difícil acceder a créditos y eso generó que se retrasen las inversiones, que sigamos sin renovar maquinarias», y que «esto provocó que la producción salteña sea cada vez menos competitiva y que, de a poco, vayan desapareciendo el pequeño y mediano productor y que solo subsista el grande, que ya tiene una estructura, que se viene tecnificando, que no tiene necesidad de financiarse y que no paga arriendos».

No obstante, dijo que «durante la pandemia la sociedad pudo visibilizar que todo lo que se produce en el norte se industrializa en el centro del país y después vuelve para ser consumido acá. Por ejemplo, se pararon las industrias en Buenos Aires y en los quioscos no había cigarrillos, la gente no podía dar crédito a que los cigarrillos no se fabriquen en las provincias que producen tabaco».

En este punto, Rodríguez se corrió del histórico reclamo que es la distancia con los puertos y los grandes centros urbanos: «Si bien tenemos un problema de rutas, tenemos un problema más grande aún en Salta que es que seguimos trabajando de la misma manera que hace 60 años. Necesitamos una revolución agroindustrial en la provincia, tenemos que cambiar el paradigma de los productores, hay que industrializar lo que producimos».

El dirigente de la producción consideró que en la pospandemia el sector tendrá un rol fundamental para la reconstrucción de la economía. «El sector productivo va a jugar un rol muy importante porque será el que reactive las economías de los pueblos, el que genere puestos de trabajo».

«Hay que trabajar junto al sector público para que, entre todos, volvamos a activar las economías», consideró y evaluó que «no serán los políticos los únicos responsables, el ciudadano común y el empresario lo van ser también».

Rodríguez anticipó que «desde la Cámara vamos a trabajar con los gobiernos nacional, provincial y municipales, llevándoles los problemas y las posibles soluciones, para que juntos analicemos, trabajemos y empecemos a reactivar los sectores productivos».

Este año, las especias tuvieron su revancha 

Los especieros pasaron este año de ver cómo iban a sostener la actividad y de sus habituales luchas para lograr un precio de referencia que no los obligue a producir en márgenes de indiferencia, a colocar la producción en clientes que habitualmente importan desde China, con valores mejores a los fijados como sostén.

Tomás Medrano, referente del sector, explicó a El Tribuno: “Este año se dio una situación especial porque, al no poder importar, los grandes consumidores de Buenos Aires, Córdoba y Rosario compraron productos nacionales”. 
A principios de año, el sector había fijado en $150 el precio sostén del kilo de pimiento para pimentón. “Pero hoy tenemos la satisfacción de que la demanda impulsó hasta los $180 ese valor de referencia”, dijo. “Esta oportunidad vino a paliar la situación económica y social en los Valles Calchaquíes”, remarcó Medrano.
El productor celebró que “justo una economía regional, que era de subsistencia, mejoró. También mejoraron el comino y el anís en grano, que tomaron un precio interesante”. 
“Paralelamente, en parte del Valle de Lerma, aparte de tabaco, hacen ají rojo en rama, que se contagió del precio del pimentón y está en 170 o 180 pesos, o sea que algo que era secundario les terminó dando muy buenos resultados”, dijo.
Finalmente, advirtió que esta situación tuvo que ver con la pandemia y que para sostenerla en el tiempo habrá que trabajar en una estrategia y contar con el apoyo del Gobierno para que regule la importación.

Fuente; Diario el Tribuno
 

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