River le ganó 2 a 1 a San Pablo, en el estadio Libertadores de América (el Monumental se encuentra en refacciones) y consigió el objetivo de pasar a octavos de final.
Como en el Morumbí, el elenco de Núñez apostó a la presión extendida sobre la salida de la visita, con la rígida filosofía de su adversario. Los brasileños, con Dani Alves en el eje de la cancha, intentaron replicar la táctica del ahogo. Pero con paciencia, rotación y a un toque por momentos; y con el lanzamiento directo para sus tres puntas detrás de la segunda pelota en otros, el Millonario pudo salir. Y empezar a lastimar a su contrincante.
A los 5 minutos, River ya había puesto a Montiel cara a cara con Tiago Volpi. Y a los 10 Julián Álvarez cerró un una definición ajustada una jugada colectiva de excelencia para firmar el 1-0. A los 14 fue Nacho Fernández, tras un pase atrás del juvenil de la Selección Sub 23, el que le quemó los guantes al portero.
Pero a los 26′ los paulistas encontraron la igualdad en una pelota parada: Diego Costa se elevó en el centro del área y, de cabeza, empardó las acciones. No obstante, River sostuvo su ambición, no modificó su plan. Un par de salidas rápidas con su adversario en su campo no encontraron buen final, pero sirvieron como anticipo de lo que iba a venir.
A los 37 minutos, una acción frenética encontró a Álvarez como lanzador para un Matías Suárez que, en función de extremo izquierdo; recibió siempre libre y con campo para encarar. El ex Belgrano llegó hasta el área, se sacó de encima a su marcador y halló otra vez al cordobes, la revelación post pandemia, que resolvió con un remate potente: 2-1. Y River cerró el primer tiempo con dominio completo de las acciones.
River siguió siendo más consistente en la segunda parte. Aún cuando San Pablo logró sacar la pelota desde el fondo, esquivando el pressing, los orientados por Gallardo siguieron amenazando con las réplicas. A algunas sólo les faltó el último toque para traducirse en gol. Pero la diferencia mínima sostuvo las esperanzas visitantes, con el balón parado como carta de riesgo.
Suárez, en una corrida, le entregó el balón a las manos del guardameta, luego Álvarez, con un intento desde el borde del área, casi anota el tercero. Pero los paulistas empezaron a encontrar mejor calidad de espacios, como a los 68′, cuando Reinaldo desbordó y su buscapié no encontró quien lo conectara. En consecuencia, el Muñeco no perdió tiempo. Tomó el pizarrón y cambió el esquema: entró Paulo Díaz por Álvarez y regresó al esquema pre pandemia, el 3-5-2 (o 5-3-2) con mayor amplitud.