Gustavo Díaz y Hugo Rojas (51 años ambos) decidieron realizar una travesía ciclística, recorriendo un sacrificado circuito, para fomentar el deporte y el turismo aventura de alta montaña. El circuito se dividió en dos etapas, ascendieron más de cincuenta y cinco kilómetros usando dos bicicletas para cada camino, el de ruta y el de montaña.
Sin apoyo logístico de ningún tipo, lograron la travesía e incentivan a las personas mayores a conocer paisajes únicos de la provincia salteña practicando el ciclismo.
«Esta hazaña para nosotros es algo nuevo. Acá en Rosario de la Frontera hay lugares muy bellos a los que podés llegar en bici, nosotros vamos a El Naranjo, Los Mandarinos, Ojo de Agua, Los Baños o las Termas, hay muchos lugares bellos, menos peligrosos que salir a las rutas», señaló Gustavo Díaz.
«Hace poco tiempo hemos estado también en Guachipas y El Jardín, pero teníamos ganas con mi amigo de hacer otro destino más arriesgado aprovechando el fin de semana largo, y salió ir a Cachi».
«Nuestra idea, además de practicar el deporte para el beneficio de la salud, es promover todos estos lugares que tenemos en el interior de Salta».
Explicó: «La altura de Cachi es de unos 3.400 metros sobre el nivel del mar, la oxigenación no es la misma por la altura, y las exigencias físicas en lugares así son mayores».
«Salimos de Rosario de día en un vehículo con las bicis, sin ningún tipo de apoyo, llegamos por la noche, y el domingo a las nueve arrancamos el primer tramo por Cachi en ruta, ascendiendo unos 55 kilómetros hasta llegar a Piedra del Molino».
«A mitad de camino, a partir del parque Los Cardones, la temperatura cambia a baja. Ese tramo nos llevó cuatro horas muy sacrificadas», agregó.
Los ciclistas rosarinos, en otro viaje a gran altura.
La segunda etapa
«El día lunes nuestro segundo y último objetivo era llegar a Maray, que está debajo de Piedra de Molino. En este caso, ascendimos veintidós kilómetros hacia Piedra del Molina, pero en otro camino distinto, con ripio, un camino de tierra mucho más exigente que el anterior», contó.
«Para hacer este recorrido usamos las bicicletas de mountain bike, y la primer etapa que fue todo ruta, usamos bicicletas de ciclismo de ruta, ya que son más rápidas y livianas», detalló.
«La satisfacción nuestra, fuera del sacrificio, de la aventura y del objetivo en sí, es que pudimos hacer este viaje junto a mi amigo, más allá de nuestras edades, vemos que nada es imposible. La meta no es ganarle a nadie, sino que la meta es superarse a uno mismo», destacó. «Por eso queremos compartir nuestra historia con la sociedad, para alentarlos a practicar el ciclismo, incluso es un deporte que se puede hacer en familia. Y es también una manera de fomentar el turismo interno en nuestra provincia».
En cuanto a los beneficios, Díaz señaló: «Practico de lunes a sábados, solo descanso los domingos»
Ante la pregunta si cómo llegó el ciclismo a su vida, recordó: «Toda mi vida jugué al fútbol, pero un día jugando me accidenté, me operaron y para poder recuperar la rodilla luego de la cirugía, comencé a andar en bici para poder recuperarme. Tenía cuarenta y tres años».
«Luego que empecé a andar en bici a diario, decidí sumarme a los grupos de peregrinos del Señor y la Virgen del Milagro, y hace aproximadamente tres años que practico ciclismo no tan solo como hobbie, sino también participo en campeonatos de mountain bike, de rally y carreras en cerros».
F: El Tribuno