El Arzobispo Mario Cargnello realizó el Pacto de fidelidad de rodillas en la puerta central de la Catedral, por donde asomaba la imagen del Señor del Milagro y de espaldas a la plaza vacía.
Finalizó un Milagro completamente distinto. Con mucha tristeza para algunos y con igual devoción para otros. La pandemia de coronavirus no permitió que las sagradas imágenes del Señor y de la Virgen del Milagro pudieran salir en procesión por las calles. Ni una vuelta por la PLAZA 9 DE JULIO.
En este contexto, la Iglesia reservó para un grupo minúsculo el acto central de la Fiesta del Milagro que culminó, cerca de las 18, con el Pacto de fidelidad, el que Salta realiza de manera ininterrumpida desde 1844, cuando se instauró este rezo particular.
Cargnello leyó una extensa la homilía previa del pacto con la imagen del Señor a sus espaldas, mientras él se dirigía a una plaza completamente vacía y en un momento le pidió persón a Dios por no poder realizar la proceción que por primera vez en la historia se interrumpió.
“Reconocemos tu llamado a celebrar el Pacto de Fidelidad con cada uno de nosotros, con cada una de nuestras familias, con nuestro pueblo de toda la arquidiócesis y de toda la
Provincia de Salta, con todos tus devotos. Pero, Señor, perdónanos, no hemos podido sacar tu imagen. Perdónanos Señor”, dijo un emocionado arzobispo.
El jefe mayor de la Iglesia Católica recordó que la situación actual en Salta revivió el 27 de marzo cuando el Papa Francisco también debió rezar en la soledad de la Plaza San Pedro en el Vaticano, puesto delante del Cristo crucificado “Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a rezar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca estamos todos”, dijo Cargnello.
Luego pidió por la salud y la vida “desde la concepción hasta la muerte”, cuidar a los niños y a los jóvenes, el medio ambiente y a los excluidos y sufrientes de la humanidad.
A continuación, sumó al Cristo para agradecer “a todos los que nos cuidan”, enumerando luego a los servidores de la salud, médicos, enfermeros, bioquímicos, fisioterapeutas, nutricionistas, psicólogos, técnicos, también al personal de las distintas fuerzas de seguridad y a los trabajadores de los servicios esenciales.
Al momento del Pacto, rezó: “Lejos de ti solo se encuentran engaños y amargura, hacemos el pacto prometiendo que tu serás siempre nuestros y nosotros siempre tuyos. Señor del Milagro, salva y bendice a nuestros pueblos, ten piedad de nosotros”.
Luego convocó a la Virgen para pedir su intersección, “madre, el pueblo de Salta está postrado a tus pies, quiere reconocerte y ponerte bajo tu protección, hacemos nuestros el voto que en 1692 y juramos tenerte siempre por madre y abogada”.
Para finalizar, Cargnello bendijo a los pocos efectivos de la Policía y de la prensa apostada frente a la Catedral, otorgó la indulgencia a todos los que siguieron la transmisión en vivo del Pacto a través de los distintos medios y para quienes se hayan arrepentido. Con la voz quebrada dijo: “Viva la Virgen de y el Señor del Milagro”, para introducirse nuevamente en la Catedral, junto con sus colaboradores y la imagen del Señor, congojados por este Milagro especial.
Fuente: El Tribuno