Cada vez más atletas, de elite y aficionados, deciden viajar a Cachi, localidad del Valle Calchaquí a 2.400 metros sobre el nivel del mar, para beneficiarse con los efectos de la altura en el organismo. Viajan generalmente en la recta final de su preparación para una prueba importante, o en el período de entrenamiento de base de su planificación anual. Este año, varios maratonistas integrantes del equipo nacional estuvieron allí para llegar en las mejores condiciones a una gran cita, los 42K de Buenos Aires, donde se disputa el campeonato Sudamericano.
Suelen establecerse entre veintiún y treinta días, y luego bajar para competir en llano con un número mayor de glóbulos rojos, y muchos kilómetros acumulados en las piernas. Pero las ventajas no son sólo fisiológicas, y todos coinciden en esto: “En Cachi uno se enfoca en el entrenamiento. Se corre a la mañana, se descansa al mediodía y se sale de nuevo a la tarde. Los paisajes, el clima, la paz, la gente, todo conspira para asegurar que Cachi es realmente un paraíso para los atletas”, cuenta Israel Burgos, un corredor aficionado finalizando su entrenamiento en la pista de atletismo. Es su primera vez allí y quedó fascinado: “Si bien no estuve mucho tiempo como para lograr grandes mejoras a nivel orgánico, fue una experiencia fue una inyección de motivación. Me predispuso muy bien psicológica y emocionalmente para afrontar mi tercera maratón”.
Mariela Ortiz, una de las mejores fondistas argentinas, es otra enamorada de Cachi. Cuenta que le encanta viajar allí y que en esta oportunidad logró sumar muchos estímulos. Concluyó estos últimos días una intensa y muy buena preparación, y se vuelve con confianza para pelear el podio. Viajó con su pareja, Martín Méndez, también maratonista con uno de los mejores registros de la actualidad.
Compartieron tres semanas de trabajos duros, y regresan al llano cansados pero felices. Para Martín, lo bueno de Cachi es su altura perfecta, que permite obtener mejoras fisiológicas y también entrenar fuerte, algo que no sería posible en un lugar mucho más alto, o más bajo. Cuenta que hay buenos lugares para comer de forma saludable, una pista de atletismo de tartán (clave para los trabajos de velocidad), y muchos circuitos de tierra hermosos para las salidas largas. Además, asegura que estar ahí les permite correr y descansar como se debe: “Entrenamos dos veces por día: salimos a la mañana temprano por el primer turno, almorzamos y descansamos, y entrenamos de nuevo a la tarde. Esto en la rutina en la ciudad no sería posible”.
Muchos también coinciden en que otra ventaja de este lugar para los corredores es que no hay distracciones ni tentaciones, no están los amigos que tientan a ir por una cerveza o a comer cosas que se salen de la dieta de los corredores, (deben estar muy delgados para ser más rápidos). Tampoco hay fiestas ni nada que lleve a trasnochar o dormir poco: otra mala palabra para los fondistas. De todas formas, hay algo que caracteriza a todo corredor que uno se cruza por las callecitas de esa pequeña ciudad en la altura: la sonrisa de una alegría desbordante. Cachi es Disney para los atletas. Tienen todo lo que precisan, y más.
Y como si todo esto fuera poco, podría decirse que la estadía allí causa efectos similares al dóping, pero de manera natural. Hay varios métodos prohibidos que justamente buscan aumentar la cantidad de glóbulos rojos en la sangre para obtener ventaja en el rendimiento deportivo. La permanencia en la altura, es el más saludable que existe. Y es legal.
Fuente: EL TRIBUNO SALTA